Estamos surcando mares donde el ladrillo español busca nuevas alternativas a la lenta y leve recuperación del sector dentro de sus propias fronteras, mediante la exportación de ladrillos o la venta de inmuebles a extranjeros como segunda residencia. Sin embargo, y pese a esta situación contextual, muchos de los que están planificando o construyendo su casa piensan qué tipo de aislantes pueden utilizar para proteger su vivienda del frío, el calor o el ruido.
En muchas casas las altas temperaturas estivales generan un verdadero horno de paredes de hormigón o madera, donde la vida de la familia se torna por momentos agobiante. En el otro extremo se encuentran las casas construidas en zonas donde los días de calor son escasos, y más bien, la estructura de la vivienda soporta humedad y frío durante la mayor parte del año. Los medios eléctricos para combatir el calor son costosos, por lo que una alternativa para tenerlos conectados el menor tiempo posible, es dotar a nuestra vivienda de un buen sistema térmico de aislamiento del calor.
En este sentido existen en el mercado una gran variedad de productos aislantes en función de la parte de la casa que queramos proteger de los cambios climáticos que se manifiestan con las distintas estaciones.
Una de las claves antes de decidir qué material se va a usar para el aislamiento de una de las paredes de nuestra vivienda, es tener en cuenta la temperatura que predomina en la zona. Tampoco se pueden descuidar datos como el tamaño de la casa, los humificadores y radiadores con los que cuenta.
En una segunda instancia, y una vez conocidos todos estos datos, debemos elegir el aislante que consideremos más conveniente, aunque los más recomendables para las paredes son: la lona plástica, el hormigón, los ladrillos huecos, el estuco sintético y el aislamiento de vertido.
En las zonas geográficas donde las lluvias son abundantes, la lona plástica es muy recomendable; ésta se coloca durante la construcción de la vivienda y tiene la finalidad de aislar los muros de las humedades que puedan ocasionarse.
Para las zonas en las que predominan las bajas temperaturas, el hormigón se presenta como el aislante más recomendado. La acción del hormigón en pos de mantener la calidez en la vivienda es la de concentrar el calor para luego liberarlo en el interior de los ambientes.
El sistema más moderno de aislamiento contra el frío es el poco conocido estuco sintético, consistente en una pared integrada por diferentes capas, y cuya función principal es disminuir las filtraciones de aire dentro del hogar.
Si lo que buscamos son instalaciones simples contra el frío, una opción muy conveniente es el aislamiento de vertido. Se trata de un líquido que se instala entre los líquidos de las vigas.
Uno de los aislantes más utilizados en las viviendas, y que cuenta con la ventaja de ser eficiente, tanto contra el frío como contra el calor, son los clásicos ladrillos huecos. Su fisonomía caracterizada por ese sistema de vacios en el interior de los bloques, hace que el calor y el frío tengan más dificultades para penetrar en la vivienda.
Cabe destacar que los aislantes que resultan efectivos contra el frío, también lo son contra los ruidos, que generalmente resultan molestos para la mayoría de las personas, sobre todo cuando se trata de casas adosadas o bloques de departamentos donde una vivienda se separa de la contigua por una delgada pared.
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