Desde que la crisis económica recaló con fuerza en toda Europa, todos los sectores que dan cuerpo a la economía de una nación han debido afrontar los embates de este duro fenómeno y el mercado de la construcción en España no es ajeno a esto. En efecto, desde 2007, la construcción de viviendas experimentó una caída de un 95%, lo cual se vio acompañado de una merma del 75%, en el consumo de cemento y la disminución de un 85% en la contratación de obra pública.
Es de público conocimiento que la construcción constituye una actividad que da cuenta de la situación de la economía y, sobre todo, de lo referente a la demanda interna. De este modo, si las personas perciben mayores ingresos, estarán en condiciones de comprar más casas, departamentos y demandar más centros comerciales, reflejando no sólo un progreso en infraestructura sino también en el desarrollo de cualquier país. Pero cuando la situación es radicalmente contraria, los resultados pueden tener un efecto negativo sin precedentes, tal como puede observarse en estos momentos. De hecho, hoy en día el ‘ladrillo’ español permanece en una especie de círculo vicioso que pareciera no tener fin, pues ante la falta de financiación, la compra y venta de viviendas es mínima. Lo cierto es que sin financiación no se construye y, por consiguiente, se genera una combinación explosiva que produce fuertes caídas de todos los indicadores.
La parálisis del sector inmobiliario español queda reflejada en cifras desoladoras. Por dar un ejemplo, durante el primer mes de 2013, solamente fueron terminadas unas 5.000 viviendas en toda España, cuando hace apenas cinco años el promedio mensual era de unas diez veces más.
Situación actual de las exportaciones
Sin embargo, a pesar que la actividad en el país sigue en descenso, el mercado de la construcción ha logrado recuperar de a poco el nivel de exportaciones que poseía en los momentos previos a la crisis, experimentando un crecimiento de aproximadamente un 9,4% en los últimos tres años. De acuerdo al informe elaborado por Construmat, denominado “El potencial exportador de la construcción española”, que fue presentado a fines de mayo de 2013 en el Salón Internacional de la Construcción de Fira de Barcelona, los países emergentes son vistos como una importante opción para la creación de hasta 12.500 puestos de trabajo en las constructoras españolas.
Según dicho estudio, durante 2012 el mercado de la construcción realizó exportaciones por 16.581 millones de euros, un 19% más que los valores obtenidos en 2006, representando el 7,5% del total de ventas al extranjero registradas en España. Esta situación propició la creación de 212.500 puestos de trabajo, cifra que significa el 1,2% del total del empleo en el país.
Si bien las exportaciones tienen como principal destino a los países de la Unión Europea, que representan un 54% del total, la recesión económica en la que está sumida la Zona Euro ha llevado a las empresas españolas del sector de la construcción a abrirse a nuevos mercados, en especial Brasil y Rusia. Los productos que más se exportan a los países emergentes son sanitarios, griferías y tuberías, y en menor medida revestimientos ligeros y pavimentos.
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