Tipos de ladrillos según su aplicación

Existen diversos tipos de ladrillos, que se clasifican en base a su fortaleza o su resistencia a altas temperaturas, los cuales son fabricados para cumplir diferentes funciones. De modo que de acuerdo al tipo de construcción que se pretenda realizar, para obtener óptimos resultados deberá elegirse el tipo de ladrillo más adecuado.
Clasificación de los ladrillos según su tipo
El ladrillo que comúnmente más se suele usar es el macizo tipo M, que no posee orificios y cuyo tamaño puede variar de un país a otro. Al ser fabricados con una técnica de prensado, tiene un buen acabado y dimensiones exactas.
También están los ladrillos macizos con cazoleta o rebaje, que sirven para rellenar con mortero y son muy útiles para construir tabiques con o sin juntas.
Por otro lado, encontramos el ladrillo macizo perforado o liviano que, como su nombre lo indica, tiene pequeñas perforaciones en una de sus caras. Por su resistencia y estanqueidad, se los suele emplear para la construcción de fachadas o muros.
El ladrillo aplantillado o moldeado, cuya fabricación se realiza en base a un molde arqueado, se caracteriza por la curvatura que presenta en su perfil. En general, se lo usa en arcos o bóvedas, con su cara menor colocada a la vista.
El ladrillo hueco (tipo H) es especialmente destinado para la construcción de tabiques que no requeritan soportar mucha carga o de muros dobles, que llevan en el medio material aislante. Este tipo de ladrillos posee perforaciones simples o dobles en el canto, reduciéndose de ese modo su peso y la cantidad de material usado.
Para hornos, calderas y chimeneas se emplea especialmente el ladrillo refractario, ya que está diseñado para poder soportar temperaturas muy elevadas.  Si bien está hecho con los mismos materiales que un ladrillo común, las proporciones de los mismos son distintas, utilizando en mayor medida alúmina y/o sílice.
El ladrillo conocido como “cara vista” (tipo V), debido a su excelente acabado y gran resistencia al agua, es usado para fachadas y zonas en las que el tabique queda al descubierto. Su fabricación es realizada con arcillas especiales a máquina,  y se lo cocina a alta temperatura con el propósito de eliminar casi cualquier porosidad. Eso hace que sean más densos y resistentes a la compresión. A causa de su baja absorción de agua, su colocación debe realizarse con un  mortero especial. Este tipo de ladrillos también es conocido como clinker o gresificado y los hay con diferentes terminaciones, tales como rústico, gres o esmaltado.
Los tradicionales ladrillos de adobe de tierra, hechos con barro crudo, que se usan desde tiempos remotos, hoy en día se los suelen utilizar en bioconstrucción o casas rústicas. Se caracterizan por su gran capacidad de aislación térmica.
Por último, mencionaremos al ladrillo cocido de tierra o arcilla, fabricado artesanalmente. Carece de perforaciones y sus caras son rústicas.
Otras clasificaciones
Los ladrillos también pueden ser clasificados de acuerdo a su capacidad de resistencia a condiciones extremas. Así, por ejemplo, están los MW, que soportan condiciones climáticas como heladas o escarcha; los SW, ideales para soportar condiciones climáticas adversas extremas; y los ladrillos NW, utilizados solamente  para interiores ya que no resisten cambios del clima bruscos.