El origen de los ladrillos

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Entre los productos más antiguos en el mundo se encuentran los ladrillos, lógicamente aparecieron y se desarrollaron con la humanidad, fueron la opción  adecuada para construir las primeras viviendas y aunque al principio eran de materiales menos duraderos que los de hoy, sirvieron sí para resguardar a los hombres en casas y permitirle construir templos y otros monumentos, de los que algunos han durado hasta hoy.

Se sabe que el Levante en la edad del paleolítico ya usaban los ladrillos, era el año del 9,000 antes de Cristo.  En la antigua Babilonia utilizaban ya ladrillos y se adentraron en alguna medida a la decoración de los mismos. Fue la arcilla el primer elemento utilizado para hacer ladrillos, conocidos hasta hoy como adobes. Estos adobes eran secados al sol a diferencia de los ladrillos que se secan a altas temperaturas. Una de las características principales tanto de adobes como ladrillos es permitir que sean manejados con una sola mano, y con ello responden a determinadas exigencias en cuanto a la medida de los mismos, aunque el peso del ladrillo no está determinado.

Existen varios tipos de ladrillos que permiten su uso en las más variadas formas de construcción. Ladrillos perforados que son usados en fachadas y tienen más del 10% de su cara perforada, mientras que el denominado macizo tiene menos de ese 10% perforado. Los más populares durante mucho tiempo sobretodo en las poblaciones rurales y en los países en vías de desarrollo fueron los ladrillos artesanales, toscos y rugosos que hoy en día tienen también cualidades decorativas.

Hoy en día también se han logrado los ladrillos de cerámica destinados también al uso específico de la decoración y que resultan algo costosos pero que imprimen mayor atractivo a los ambientes en los que se usan así como son más fáciles de limpiar y mantener porque son más durables.

Imagen: Wikipedia